¡De aurora boreal!
Un colegio de Mallorca expulsó el pasado viernes a una treintena de alumnos de 1º de Bachillerato, por apoyar a la Selección Española de Fútbol, colocando una bandera de España en la pared del aula.
Todo se desencadenó cuando la profesora de catalán se negó a dar la clase, si los chavales no descolgaban la rojigualda.
Los estudiantes, todavía eufóricos por el 7-0 a Costa Rica y aguardando el partido contra Alemania, le contestaron en bloque que tenían permiso y que no quitaban nada.
La tipa se marchó con cajas destempladas y a los pocos minutos apareció otra docente, para notificar a los adolescentes que estaban sancionados y se debían marchar a casa.
Es de coña, pero estás cosas pasan en un país antaño glorioso, donde los sindicalistas de UGT y CCOO se manifiestan a favor de los terroristas de ETA o contra la niña de Canet, promulgan leyes indocumentadas como Irene Montero, da lecciones de feminismo el azotador Pablo Iglesias y Pedro Sánchez decreta que la Historia de España empieza en 1812.
Y como nos estamos acostumbrando a las gilipolleces, en principio no le das mucha importancia.
Hasta que te fijas en el nombre del colegio de marras: La Salle.
¡Coño!
O sea, que el escenario de la tropelía no es un centro de Podemos, ERC, Bildu, Compromís o el PSOE, sino un colegio de curas.
Y nada menos que de una orden religiosa que tiene 120 centros educativos, donde en se forman 70.000 alumnos.
En tu ingenuidad, porque uno sigue siendo bueno, les concedes el beneficio de la duda y das por supuesto que la dirección de LaSalle corrigió de inmediato el desmán y tras alegar que el desafuero había sido sido obra de ‘laicos incontrolados’, emitió un comunicado pidiendo disculpas y anunciando medidas contra la sectaria profesora de catalán y sus compinches.
Nada de nada.
Bueno… todo lo contrario, porque a la socialista Armengol, presidenta de Baleares, le faltó tiempo para afirmar en Twitter que considera "intolerables" las supuestas amenazas a la censora catalanista y un periódico como ‘Diario de Mallorca’, que no sirve ni como sucedáneo del papel higiénico por lo que mancha, inicia una campaña con titulares del tipo ‘Crece el apoyo a la profesora de La Salle de Palma mientras la ultraderecha recrudece sus ataques’.
Lo de los socialistas traidores, los periféricos fanáticos y los periodistas atrofiados da para mucho, pero el tema de hoy son los curas y los obispos.
¿No se han dado cuenta de que la Iglesia Católica ha desaparecido del escenario público español?
No está ni se la espera, como no sea para apoyar el independentismo en Cataluña, el filoterrorismo en el País Vasco o el revisionismo indigenista en Museos y libros de texto.
Por comodidad, por cobardía o como si se sintieran obligados a pagar un peaje al PSOE y sus colegas, acogen en sus medios a los progres de pacotilla y ni alzan la voz ante leyes delirantes, recortes de libertades o la creciente pobreza, que genera la ineptitud del Gobierno PSOE-Podemos.
Han desaparecido los te