Que el futbol es ante todo un espectáculo y un negocio antes que un deporte ya lo sabíamos. Las pasiones, ciertamente, son incluso más mercantilizables que otras necesidades más prosaicas. Pero la dimensión de negocio estratégico -de importancia política crucial- que está adquiriendo el fútbol, es algo que se ve claramente con la polémica que ha generado la nueva Ley del Deporte que podría provocar nada menos que la paralización de LaLiga de fútbol.