Estratégicamente situada en el Mar Mediterráneo, la isla ha acogido durante siglos a sucesivas civilizaciones que han dejado su huella en ella. En 1999 la UNESCO decidió concederle el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad y lo reconoció cuatro elementos fundamentales: el recinto amurallado de Dalt Vila del siglo XVI, la necrópolis púnica de Puig des Molins (antigua ciudad de los muertos), el poblado fenicio de Sa Caleta y las barreras marinas de posidonia.
Ibiza ha sido refugio de caminantes, de grupos de gente que quisieron vivir de otra manera: tras la Segunda Guerra Mundial intelectuales y artistas europeos se trasladaron a la isla y dieron lugar a un importante movimiento artístico, Ibiza 59. Josep Lluís Sert o Erwin Broner son sus más conocidos representantes. En los años 60 Ibiza se convierte en uno de los primeros focos del mundo hippy. Como resultado de este movimiento nace la moda Ad Lib que hoy día sigue marcando tendencia. El diseño de joyas también tiene una larga tradición en la isla; se utilizan como parte importante en el baile típico ibicenco: el baile payés.
Las playas de Talamanca, Ses Figuerettes y En Bossa, junto a una cuidada y sorprendente gastronomía y la posibilidad de casi infinitos paseos por los callejones, plazuelas, y recovecos del casco antiguo hacen de Eivissa un lugar difícil de olvidar.