El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia de los EREs, el mayor caso de corrupción de la Historia de España.
Griñán, exministro socialista, expresidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, pudo y debió evitar la malversación de 680 millones de euros, originalmente destinados a los parados andaluces.
Según el Supremo, Griñán conoció y amparó el multimillonario desfalco, por lo que es condenado a seis años de cárcel y ocho de inhabilitación.
Decir que Griñán no es un corrupto sino una ‘buena persona’, como hacen Sánchez, el PSOE y los periodistas de la ‘Brunete Pedrete’, no sólo es una aberración. Es amparar a un delincuente de alto copete.
Los ERE eran una trama, ideada y desarrollada desde el Gobierno socialista de Andalucía, para comprar a granel votos y perpetuar así un régimen clientelar al servicio electoral del PSOE.
Si en la España de Sánchez todos fuéramos iguales ante la Justicia, el socialista Griñán debería ingresar ya en prisión, donde estuvieron el alcalde Pacheco, por colocar irregularmente a dos colegas, sigue metida Milagrosa Martínez, exconsellera de Turismo a la que le decomisaron hasta un reloj y cascaron 9 años de prisión por contratar irregularmente en Fitur, por valor de 200.000 euros y pena 11 años de calabozo Rosalía Iglesias, porque supuestamente sabía que su marido Luis Bárcenas se lo llevaba.
Pero eso no ocurrirá. No irá Griñán a la cárcel, porque Sánchez cocina un indulto infame, con el que quedará certificado que en este país, además de los etarras vascos y los golpistas catalanes, también son impunes los altos malandrines del PSOE.
Para llegar a eso, se fabrica desde La Moncloa, con el respaldo interesado de los periodistas y tertulianos a sueldo del régimen, un relato indecente sobre la naturaleza del delito, rebajando su gravedad con el insólito argumento de que Griñán, Chaves y compinches no se enriquecieron personalmente. Además de inmoral, esa tesis es mentira.
Utilizar dinero público para consolidarse en el poder y seguir disfrutando de las instituciones, es corrupción y de la peor. ¿Manejar durante décadas el inmenso presupuesto de la Administración, para garantizarse un sueldo opíparo y nombrar a dedo a miles de cargos, no es una forma de enriquecerse?
¿Adulterar la esencia de la democracia, usando recursos públicos para tener un voto cautivo en Andalucía, que representa el 20% del electorado español, no es forrarse?
Indultando a Griñán, lo que busca el PSOE de Sanchez, el de Zapatero, el de Page y el de Felipe Gonzalez -que son lo mismo- lo que buscan Sánchez y sus cómplices es indultarse a si mismos.
Son todos unos delincuentes.