El Gobierno Sánchez nos atraca. Cada día, en sitios variados y de todas las formas imaginables.
Un español paga por la gasolina más que un alemán y aproximadamente lo mismo que un austriaco, países donde la gente tiene de promedio el doble de sueldo que aquí.
Esto significa, por mucho que la ‘Factoría de Bulos’ de Moncloa intente camuflar la realidad, que a un español le cuesta el doble que a un germano llenar el depósito del coche.
Y lo mismo pasa con la luz y hasta con la cotizaciones a la Seguridad Social, que son cinco puntos más altas que la media de la OCDE
Si sólo fuera eso, tendría un pase, pero es que el robó está institucionalizado, es general y sirve para mantener a cuerpo de rey a una inmensa pandilla de mangantes.
Estados Unidos, con ocho veces más población que nosotros, un territorio veinte veces más extenso y 50 estados, tiene un Senado de 100 miembros.
En España, para no hacer casi nada, tenemos 265 senadores, que no son más que la punta privilegiada del iceberg formado por los 450.000 listos que viven de la política.
Y todos, incluyendo a los comegambas de los sindicatos, colgados de la teta pública y chupando del Presupuesto.
Con móvil gratis, viajes por la cara, asesores, coches, tablets, internet, guardaespaldas, jefes de prensa y hasta buffet libre.
El catálogo de abusos es infinito, y se resumen en uno: los españoles estamos entre los cinco mayores contribuyentes del mundo, pese a que el Gobierno socialcomunista -con 22 ministerios y el plantel de ineptos más vergonzoso de Occidente- afirma a diario que pagamos poco y hay margen para subirnos todavía más los impuestos.
El esfuerzo fiscal de los españoles, que es lo que pagan quienes no pueden escabullirse por el lado negro de la economía, es de los más gravosos del planeta. Y quieren aumentarlo.
Claro que hay que contribuir para tener Sanidad, Educación, carreteras, Policía y todo eso, pero no para mantener una legión de frescos.
En cuanto al socialista Sánchez se le agote el doping de la inflación y de los Fondos Europeos, los que ahora es ruina se convertirá en quiebra y el cobre popular será inconmensurable.
No hay pueblo que aguante eternamente tanta impudicia.
En unos meses, máximo año y medio, lo veremos en directo.