El presidente de Chile, Gabriel Boric, llegó al poder hace 100 días entre altas expectativas, aupado por una ciudadanía ansiosa de cambios, pero su "luna de miel" ha sido la más corta desde el retorno a la democracia.
Sus primeros 100 días parecen una montaña rusa, con un comienzo prometedor ensombrecido por una crisis inflacionaria y de seguridad y tropiezos de algunos de sus ministros, seguidos de un repunte tras su primer Discurso a la Nación, una gira internacional exitosa y la aprobación de una histórica subida del salario mínimo.
El propio mandatario, que con 36 años es el más joven de la historia chilena, reconoció en abril que había tenido "turbulencias" en su despegue.