Un boicot en ciernes sobre la lista de invitados a la Cumbre de las Américas de este año, una reunión hemisférica que se celebra cada tres o cuatro años y que está prevista para Los Ángeles el mes que viene, tiene al gobierno de Biden luchando por evitar un bochorno que podría erosionar la influencia de Estados Unidos en la región. Hasta ahora, los esfuerzos de Estados Unidos han dado pocos resultados. El posible boicot ha suscitado dudas sobre los preparativos de la administración y sobre si la región, sumida en la corrupción y la inestabilidad, ha alcanzado un punto de inflexión. ¿Qué podríamos esperar?