Algo falla en una sociedad en la que matar a un feto humano es un derecho y rezar ante los abortorios se tipifica legalmente como 'acoso', para convertirlo en delito.
No estoy exagerando. Hace justo una semana, en el Senado, con los votos favorables de PSOE, Podemos, los proetarras de Bildu, los independentistas de ERC, los meapilas del PNV y los atolondrados de Ciudadanos, se aprobó la ley que castiga con tres meses a un año de prisión, a quienes se manifiesten ante las clínicas a las que acuden mujeres a interrumpir su embarazo.
De nada ha servido que PP y VOX votarán en contra, argumentando que la normativa vulnera los derechos de expresión o reunión, porque quienes habitualmente protestan lo hacen pacíficamente y con la intención de ayudar a las mujeres y no para hostigarlas.
Y llegados aquí y viendo el panorama, lo acongojante es que quienes han sacado adelante esa ley, son los mismos que hace justo un año despenalizaron los piquetes sindicales, quitando la condición de delito a eso tan bestia que es coaccionar a otros para forzarles a hacer huelga.
Y son los mismos que califican de ‘ultra’ al PP, por pactar un gobierno con VOX en Castilla y León.
Las encuestas indican que la suma de PP y VOX permitirá a Feijóo desalojar a Sánchez de La Moncloa en las próximas elecciones generales. El PSOE y Podemos han empezado a asumirlo y, ante el temor a perder sus chiringuitos, agitan histéricos, el espantajo de la ‘ultraderecha’.
Lo hacen ayudados por los tertulianos del pesebre, las cadenas de televisión cautivas y todos esos tontos útiles que abundan en el periodismo patrio, pero ustedes no se equivoquen.
Llegados a este punto, lo importante es no confundirse de enemigo. Lo acaba de dejar claro el propio Abascal, ordenando a cargos provinciales de VOX, no cargar desaforadamente contra Feijóo, para no dañar futuros acuerdos con el PP.
Vamos a ver si los populares, que son mucho más maleables por la prensa, se pirran por parecer ‘moderados’, tienen proclividad al apaño y suelen pifiarla haciendo caso a consejeros de tres al cuarto, toman nota y bajan el diapasón de las críticas a VOX.
Nuestro futuro político depende de ello.