En la capital de España hay desde 2016 una plaza dedicada al concejal socialista Pedro Zerolo.

El comunista Marcelino Camacho, figura descollante del sindicato Comisiones Obreras, cuenta con un paseo.

El anarquista Anselmo Lorenzo, uno de los fundadores de la CNT, tiene una calle.

Han sustituido el cartel de Comandante Zorita, que peleó en el bando nacional, por el de Aviador Zorita, que luchó en el bando republicano.

No hace tanto que le quitaron a Manuel Sarrión su calle, para dársela a Julián Zugazagoitia, político del PSOE, diputado en dos de las legislaturas republicanas e histórico director del diario El Socialista.

Por tener, tiene hasta estatua enorme y en un lugar destacado de Nuevos Ministerios, el socialista Largo Caballero, principal responsable de la Guerra Civil de 1936.

Hasta le han dado una calle enorme, la antigua Capital Haya, a un tipo llamado Joan Maragall que escribía una poesía que no leía nadie y cuyo gran mérito es ser tío del independentista Maragall.

Pues ayer, viendo el panorama, decidí ponerme en marcha y llamé al Gobierno Ayuso para subrayar que ha llegado la hora de que, a Rafa Nadal, el mejor deportista español de la Historia, un tipo de los pies a la cabeza, que promueve la Marca España más que nadie, se le dedique una calle, una plaza, un parque o un edificio emblemático en la capital de España.

Y no una cualquiera, sino algo importante.

La respuesta, de una de las personas que más influye en el entorno de la presidenta madrileña, es que eso es ‘competencia municipal’.

Cierto, pero si el alcalde Almeida no se decide, se me ocurre que bien podría Isabel Ayuso poner el nombre del gran tenista a una estación de Metro y hay 302.

Y volviendo al Ayuntamiento que es el que lo tiene más a fácil: un trozo de la Castellana no estaría nada mal.