La vida cambió para los integrantes de la Selección Mexicana tras aquel 16 de junio del 2001 cuando se dio el Aztecazo contra Costa Rica, la guillotina estaba afilada para cortar la cabeza de Enrique Meza y eso lo sabía él y los propios jugadores, por eso, trataron de unirse de nuevo en su visita a Honduras, donde acabó con otra derrota el proyecto del ojitos.