Las Palmas de Gran Canaria, 5 ene (EFE).- (Imágenes José María Rodríguez) Cuando el imán extiende las manos para implorar por el pequeño Mohamed antes de entregarlo a una tierra que ni llegó a pisar, algo se quiebra en la mujer, algo que llevaba 71 días desgarrado, desde que la noche del 24 de octubre un helicóptero lo sacó de la agonía de una patera perdida en el Atlántico, demasiado tarde. Este mes hubiera cumplido siete años.
La historia de este niño de Costa de Marfil no es única, ni siquiera lo es en su misma patera, en la que ya habían perecido cuatro bebés y varias mujeres cuando los encontró Salvamento Marítimo, a 200 kilómetros de Arguineguín. Mohamed es, en realidad, uno de 4.016 y ayer, 4 de enero, recibió sepultura en Las Palmas de Gran Canaria tras haber pasado más de dos meses en una morgue.
A 4.016 muertos y desaparecidos asciende el balance víctimas de la Ruta Canaria durante 2021, según el recuento que realiza la ONG Caminando Fronteras a partir de la información que proporcionan las familias para cubrir una laguna sobre la que no existen datos oficiales: las decenas de naufragios invisibles que no dejan cuerpos, ni tampoco supervivientes que cuenten lo que les pasó.
Con esas cifras, sin precedentes en el Atlántico, la Ruta Canaria se confirma como la más mortífera del mundo, con casi un muerto por cada cinco personas que llegan a tierra (22.200, de acuerdo con el dato final del año publicado por el Ministerio del Interior).
EXTRACTO DE LAS IMÁGENES DEL ENTIERRO DEL PEQUEÑO MOHAMED. ESCENAS DE DOLOR EN EL CEMENTERIO