Estos acróbatas mantienen viva su pasión pese a la pandemia. Tras el cierre de los espacios circenses, Jairo y Karina montaron un gimnasio en Atizapán, un suburbio de la Ciudad de México. En principio buscaban un lugar para seguir ejercitándose, pero la magia de la cuerda floja, el monociclo, los aros y las telas, terminó por darle vida a Lumina Cirkum.
Nota:
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