El título de ‘La Segunda Dosis’ suena muy fuerte, pero se ajusta rigurosamente a la verdad.

El Gobierno Sánchez, aliado de proetarras vascos e independentistas catalanes, acaba de oponerse a que se condecore a los policías y guardias civiles que hayan prestado tres años de servicio en el País Vasco o Navarra.

La propuesta, presentada por el PP, sólo pretendía agradecer con una medalla a los agentes que se la juegan a diario, muchas veces acompañados por sus familias, en un ambiente hostil, envenenado, muchas veces infernal. Y que lo hacen con un sueldo miserable, en defensa de España y de la democracia.

Nada es casual.

El voto en contra del PSOE se produce pocos días después del homenaje de Bildu al asesino Henri Parot y coincidiendo con la reunión de Félix Bolaños, ministro de la Presidencia y mano derecha de Sánchez, con los herederos de la banda terrorista.

Me imagino que penalizar a guardias civiles y policías negándoles condecoraciones fue una de las condiciones que los proetarras pusieron a Bolaños para dar su apoyo a los presupuestos de Sánchez.

Es para vomitar, como también lo es enterarse dw que Baltasar Garzón, apartado de la carrera judicial por prevaricar, factura 9 millones a la Venezuela chavista por realizar labores de ‘coordinación’ con la Fiscalía española, que dirige, controla y maneja su novia, amante o pareja Dolores Delgado, ex ministra de Justicia de Pedro Sánchez.

A estas alturas de la película y con los socialistas en los papeles estelares, uno no sabe ya donde empieza la ética o termina la estética.

Lo único evidente es que se lo están llevando crudo.

Algo huele a podrido en la Fiscalía General de Sánchez.