Hay caza menor y caza mayor, y la pieza a la que casi con dolor voy a disparar hoy es un bicho enorme, de cuidado.
Hay pocas expresiones tan españolas como esa de ‘con la Iglesia hemos topado’.
Viene de un pasaje de Don Quijote de la Mancha y se usa para expresar lo inconveniente de que en los asuntos propios se mezclen los obispos o los curas y por extensión, de cualquier autoridad eclesiástica.
Con la Iglesia topamos los españoles en el País Vasco, cuando monseñor Setién, afortunadamente ya en el infierno, y muchos de su cuerda, apoyaban el crimen, la extorsión y el espanto de ETA.
Y con la Iglesia estamos topando en Cataluña, en forma de obispo, de monje y hasta de simple párroco.
Hace poco más de dos meses que el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Argüello, se erigió como el portavoz de todos los obispos españoles para confirmar que la Iglesia española está a favor de los infames indultos concedidos por Sánchez a los golpistas catalanes.
Y lo hizo argumentando que hay que abandonar las "actitudes inamovibles" para generar "un clima de amistad civil y de fraternidad".
Con un lenguaje igual de alambicado, este 1 de septiembre de 2021, el argentino Jorge Mario Bergoglio, Sumo Pontífice de la Iglesia Católica desde el 13 de marzo de 2013, con el nombre de Papa Francisco, nos ha insultado a todos los españoles.
Lo ha hecho durante una larga entrevista con Carlos Herrera, en la que hablo de su salud y hasta de Messi, pero lo único relevante que ha dejado para las hemerotecas es esa ponzoñosa frase de:
“Yo no sé si España está reconciliada con su propia Historia, sobre todo con la del siglo pasado”.