Con el Concorde fuera de la circulación desde 2003, la idea de viajar en aeronaves comerciales a una velocidad mayor que los habituales 900 km/h parecía condenada. En los últimos años, sin embargo, una cuantas start-ups han intentado resucitar los vuelos supersónicos, y una parece estar cerca de lograrlo. La potente aerolínea United Airlines anunció el pasado 3 de junio un acuerdo para comprar quince aviones supersónicos Overture al fabricante estadounidense Boom Supersonic (posiblemente, el peor nombre que se le puede poner a una empresa aeronáutica). Estos aparatos, todavía en desarrollo, son en cierto sentido los sucesores espirituales del Concorde. Transportarán hasta 88 pasajeros en una cabina decididamente más pequeña que la de un avión comercial tradicional, pero que se ha diseñado de forma mucho más moderna y ofrece una gran comodidad, con asientos individuales y el tipo de lujos a los que están acostumbrados los clientes de primera clase.
El objetivo es que estos nuevos aviones alcancen la misma altitud que los Concorde –unos 18 300 metros– y una velocidad de 1805 km/h, que en ese punto de la atmósfera supone 1,7 veces la velocidad del sonido. Si lo consiguen, unirán Nueva York con Londres en tres horas y media, o con Fráncfort en cuatro horas. Un vuelo de San Francisco a Japón tardaría solo seis horas, frente a las más de diez que lleva ahora. United Airlines está planteándose utilizarlos en rutas continentales en Estados Unidos que dejarían el tiempo del viaje de Nueva York a Los Ángeles en poco más de dos horas, en lugar de las más de cinco que implica en la actualidad