Corría el año 2014 cuando surgía Podemos.
Un partido con aires de renovación que venía a salvar a la población de la corrupción política, liderado por Pablo Iglesias, aquel que se propuso asaltar los cielos, consiguió ser vicepresidente del Gobierno y acabó dimitiendo.
Seis años más tarde, la formación morada está completamente acabada, con numerosos escándalos a sus espaldas, a Podemos solo le quedan 35 escaños y van a la baja.
No hay un dirigente, un ministro, un alto cargo, un asesor de postín y hasta un diputado de Podemos que, siguiendo el ejemplo que les han dado en la materia Pablo Iglesias e Irene Montero, no se haya lanzado con denuedo a la compra de un chalet, un piso de lujo o un ático con vistas.