Roma (Italia), 8 jul (EFE).- (Imagen: Toni Conde / Mercedes Ortuño) Italia sigue conmocionada por la muerte de Raffaella Carrà, artista polifacética y rostro televisivo italiano por excelencia, fallecida el lunes a los 78 años, pero la alegría con la que la despiden hoy cientos de seguidores, amigos y conocidos camufla el dolor de su pérdida.
"Il tuo silenzio è rumore" ('Tu silencio es ruido'), se lee en una cartulina blanca con letras rojas, que destaca entre decenas de mensajes de cariño colocados alrededor del féretro en la capilla ardiente de la diva, instalada ayer en el Campidoglio, sede del Ayuntamiento romano, tras un emotivo cortejo fúnebre.
A las puertas de la Sala de la Protomoteca, trabajadores del consistorio recuerdan las exequias de otros artistas a los que también se despidió aquí, como los actores Alberto Sordi, Vittorio Gassman y Marcello Mastroianni, y los directores Bernardo Bertolucci y Michelangelo Antonioni.
Hoy son pocos quienes entran tristes a despedir a "la Carrà": cuando la fila en la plaza del Campidoglio crece, coros improvisados comienzan a cantar "A far l'amore comincia tu" ("En el amor todo es empezar", en español) o "Tanti auguri" ("Hay que venir al sur").
Muchos admiradores portan mensajes de cariño o ramos de flores amarillas -su color favorito- que dejan al lado del féretro.
Uno de los ramos es de Manuela, de 56 años, que recuerda con cariño su decisión de estudiar danza gracias a Raffaella Carrà. "Cuando era pequeña veía a las princesas Disney, pero ella era una princesa de verdad, de carne y hueso; contemporánea, con su estilo. Las princesas existen, sin caballo ni príncipe azul", asegura en una conversación con Efe.
Su figura también ha inspirado siempre a Alessandro, de 47 años, que ha creado varias muñecas para ella con su imagen. A la capilla ardiente ha llevado la última, hecha en apenas dos días, con un vestido rojo, uno de los colores que más lució en sus espectáculos.
En la sala no dejan de reproducirse alegres actuaciones míticas de la artista en una pantalla instalada para la ocasión, que contrastan con la solemnidad de quienes se santiguan y se arrodillan ante el féretro, algunos con los ojos vidriosos.
Tres grandes coronas de flores -de la RAI, la televisión pública italiana en la que tanto trabajó; del Ayuntamiento de Roma, y de su club de fans- presiden la capilla ardiente.
En unas horas el féretro se ha rodeado por otros objetos, como banderas arcoíris por su unión con el colectivo LGTBI, carátulas de sus discos, figuras religiosas, peluches o una bandera argentina, que denota el cariño hacia la artista de la icónica melena rubia mucho más allá de las fronteras italianas.
Otra de las pequeñas coronas de flores reza "Raffaella, serás siempre la reina", firmada por su amiga Rita Pavone.
"La echaremos de menos todos, pero permanecerá siempre viva como la gran artista que era", apunta Giordano, romano de 30 años, que destaca la capacidad de Raffaella Carrà de mantener pegados a la pequeña pantalla