La excéntrica diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada ofreció uno de los desfiles más divertidos de esta edición. Por la pasarela vimos desfilar prendas muy coloridas y con mucho movimiento, y que en su gran mayoría estaban pintadas a mano.
La colección tomaba como inspiración las propias creaciones anteriores de la diseñadora, que hacía de esta manera un pequeño homenaje a toda su carrera.
La pasarela pronto se convirtió en una fiesta, y las modelos no dudaron en sumarse a ella, jugando con las prendas para deleite de los allí presentes.
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