El vídeo que os traemos y que ha dado la vuelta al mundo es muy triste de ver. No solo por el final, sino por todo el transcurso de la grabación. La crudeza con la que muestra la realidad del comportamiento más egoísta y despreciable del ser humano nos ha dejado atónitas.
No logramos entender cómo la euforia por conseguir una foto con un pobre animal que tuvo la mala suerte de acabar en la orilla de la playa ha podido acabar con su vida. Os toca a vosotras ver el vídeo y juzgar por vosotras mismas, aunque sobran las palabras.
Y además...
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