Grace rechaza al pobre Dave, de corazón honesto, en favor de Howard, llamativo galán del pueblo. Dave decide demostrarle a Grace que hay algo en él, trabajando duro y elevándose por encima del nivel ordinario. En una fiesta en la casa, Grace es víctima de la explosión de un plato que la deja ciega, pero hay esperanza de que pueda curarse con una operación que, por supuesto, requiere dinero. Para ello recurre a Howard, pero éste se niega cruelmente. De hecho, él no tiene paciencia con ella en su desgracia. Ahora ella se da cuenta de la superficialidad del carácter de Howard. Dave, mediante el trabajo duro y la vida frugal, ha ahorrado un poco de dinero, que pretende que sea la base de un futuro, en caso de que Grace lo reconsidere, pero el destino interviene, y su estrecha aplicación al trabajo le ha dejado ciego, por lo que los ahorros de toda su vida parecen destinados a devolverle la vista. Mientras se encuentra en el consultorio externo del célebre oculista, escucha la voz de Grace, y por primera vez se entera de su desgracia. Por los fragmentos de conversación que escucha, se da cuenta de la impotencia de Grace, por lo que, llamando al especialista, le da el dinero que pretendía para su propia operación, para la de Grace, ordenando que se mantenga en secreto de quién procede. Este sacrificio hace que la vida para él sea un camino largo y oscuro. Más tarde, Grace descubre la verdad.