Hace cien años, las mujeres parían solas o ayudadas por familiares, vecinas y parteras, con lo que adoptaban las posturas que deseaban: sentadas en taburetes, sostenidas por la espalda, en cuclillas…
Fue más tarde, cuando los médicos empezaron a intervenir en el parto, cuando las mujeres empezaron a dar a luz tumbadas para facilitar, sobre todo, el trabajo del profesional.
Afortunadamente esto está cambiando. Cada vez son más los hospitales y maternidades de nuestro país que, siguiendo las recomendaciones de la OMS y de la Estrategia para la Atención al Parto Normal del Ministerio de Sanidad, dejan que la mujer adopte la posición que le sea más cómoda durante la dilatación, realizando, eso sí, los controles necesarios para asegurar el bienestar fetal y materno durante todo el proceso.