Ya el convertir un gol debe ser un verdadero motivo para festejar. Si a ese gol le sumas que el que lo convierte es el portero del equipo todo se potencia aún más. Ahora bien, si a toda esta realidad le sumamos que el ese mismo portero lo convirtió de chilena y en el último segundo de juego…¿Cómo podríamos llamar a esta felicidad?