Se homenajeaba en Pamplona al teniente coronel José Luis Prieto, asesinado por ETA hace 40 años, cuando su hija tomaba la palabra en presencia de la presidenta de Navarra, la socialista María Chivite, a la que acusó de “tener el corazón anestesiado” por pactar tanto en Navarra como en España con Bildu, los herederos de ETA. Todo ello, a pocos metros de Chivite y mirándola a la cara, mientras que ésta era incapaz de mirarla a la cara.