María Montessori revolucionó el mundo de la educación. De eso no le cabe duda a nadie. Y lo hizo mucho antes de que existiesen las nuevas tecnologías.

Lo hizo tan solo con su pensamiento, un lápiz y un papel. Esta educadora vivió en Italia y dedicó su vida al mundo de la ciencia y la educación.

Creó el que hoy conocemos como ‘Método Montessori’. Un modelo de educación alternativo al convencional que aboga por la autonomía, la libertad y los ritmos de cada niño.

¿Cuáles son los pilares básicos sobre los que se sostiene el modelo de María Montessori?

L importancia del juego: “todos los niños aprenden por medio del juego (o trabajo): porque el juego es el trabajo de los niños”, decía la educadora
Dándole el espacio que se merece: el método Montessori aboga por eliminar el exceso de muebles del cuarto del bebé y, en cambio, llenarla de estímulos con los que se pueda desarrollar.
Autonomía: esta es una de sus máximas. El adulto no debe empeñarse en ayudar al niño, sino guiarle para que él mismo descubra y haga las cosas por sí mismo y a su ritmo.
Un método educativo que hoy en día se imparte en muchos centros educativos de España y el extranjero y que, tal y como demuestran los estudios, tiene diferentes beneficios en el desarrollo del niño.

A raíz de su método educativo, la educadora María Montessori dejó citas y frases que ya forman parte de la educación.

Frases y citas que todas las familias deberíamos tener en cuenta. Y es que su método, tal y como ella misma se encargó de aclarar, no estaba pensado únicamente para la escuela, sino también para casa. De ahí que hoy en día exista mobiliario Montessori, pautas para llevarlo a cabo dentro del hogar e, incluso, guías para que los padres aprendamos a tratar a nuestros hijos y a darles la autonomía que merecen dentro de unos límites sanos.

Hemos recopilado algunas de esas citas y frases que ya forman parte de nosotros y que, entre otros, nos demuestra que ser niño es lo más maravilloso del mundo y que nada ni nada debería arrebatar todos los derechos que guardan en la infancia: a jugar, a explorar, a empezar a descubrir mundo por sí mismos, a sociabilizar y a querer hacer esas cosas de adulto que, a lo mejor, podemos enseñarles.