En ruta desde Barcelona a Dusseldorf, el vuelo 9525 de Germanwings vuela hacia los Alpes franceses cuando un controlador de tráfico aéreo detecta algo inusual: el vuelo está perdiendo altitud a un ritmo alarmante. El centro de control se coloca en modo de emergencia, pero no hay respuesta de la cabina y el Airbus A-320 pronto desaparece del radar. Pasan varias horas antes de que se pueda localizar el lugar del accidente y la esperanza de encontrar sobrevivientes se desvanece rápidamente. Solo quedan fragmentos e interrogantes. A medida que se van recolectando pruebas, los investigadores se enfrentan a una explicación siniestra, tan espantosa que es casi imposible de creer.