James Phelps llega en coche hasta un parque y se para delante de una cabina telefónica. En el cajetín hay una mini casette y unas fotos
Buenos días, señor Phelps.
Dentro de cinco días el arzobispo Djelvas (foto), patriarca eclesiástico de Povia, debe nombrar un gerente que suceda al rey que murió sin dejar heredero.
Este hombre (foto), general Envir Qaisette, juró que si no era nombrado regente tomaría el trono tras un sangriento golpe de estado. Si es así, Povia, una monarquía constitucional libre, se convertirá en dictadura.
Su misión, Jim, si decide aceptarla, es detener a Qaisette.
Como siempre, si usted, o alguno de sus agentes, es capturado o muerto, negaremos cualquier conocimiento de sus actividades.
Esta grabación se autodestruirás en cinco segundos.
Buena suerte, Jim.