Una start-up de impresión 3D y un propietario de viviendas consiguieron el permiso de las autoridades en Francia para “imprimir” y alquilar viviendas sociales en Reims. Los emprendedores aseguran que la técnica es más respetuosa del medio ambiente y, con el tiempo, puede alcanzar precios competitivos, si logra pasar a una fase industrial.