Valencia, 19 dic (EFE).- El cocinero valenciano Ricard Camarena sostiene que imponer restricciones a la hostelería por la pandemia sin acompañarlas de un paquete de ayudas para paliar sus efectos es "un golpe de estado" al sector que, a su juicio, está restringido "absurdamente" ya que ha demostrado que no es el foco del problema.
El chef dos estrellas Michelin afirma en Los Desayunos de la Agencia EFE en el Colegio de Abogados de Valencia que la crisis del coronavirus ha supuesto un "año fatídico" en la cuenta de resultados pero "será uno de los más importantes" de la última década a nivel creativo y de giro en el modelo de negocio.
MEDIDAS COMPENSATORIAS
Ricard Camarena (Barx, Valencia, 1974) cree que el Gobierno ha situado a las comunidades en "una especie de trampa" porque les han dado autonomía para tomar las medidas que estimen oportunas "pero no las han acompañado de un paquete de ayudas que puedan paliar" sus consecuencias.
"Que nos cierren si es lo mejor, pero que asuman las consecuencias de esos cierres como están haciendo otros países civilizados. Esto se me antoja casi un golpe de estado", asevera.
En su opinión, las ayudas ICO "no son ayudas porque hay que devolverlas" y las ayudas a autónomos son "insuficientes", por eso reclama capitalizar los impuestos, negociar rebajas con las compañías de suministro de luz, agua y gas y quedar "totalmente exonerados" de las cuotas de la Seguridad Social. "Es un despropósito subir los impuestos a un sector que está cerrado", añade.
Aunque ha recuperado a trabajadores en ERTE, lamenta no haber podido renovar algunos contratos -han pasado de 120 a unos 90 colaboradores- y, pese a considerar que la administración podría haber hecho las cosas de otra manera, cree que los empresarios deben "asumir" estas "decisiones cambiantes" por la "situación anómala", "ser flexibles a la hora de gestionar y tener un enfoque positivo".
A su juicio, los políticos de la Comunitat Valenciana "lo han hecho bien" porque "han permitido a la hostelería trabajar", cuando otras comunidades han "optado por una vía más lesiva y no les ha ido bien" porque "no han parado de subir los contagios".
"Eso significa que el foco del problema no está en la hostelería", sentencia Camarena, para quien "cualquier medida coercitiva o lesiva que se tome tiene que venir acompañada con una carga de ayudas que, por lo menos, ayude a paliarlas".
ILUSIÓN PERDIDA POR EL CAMINO
"Me temo que una parte importantísima del sector va a desaparecer y esto es una cuestión reputacional, porque no se construye un sector a base de dinero y hay una parte que es la ilusión que se va por el camino", sostiene, y augura que "lo peor está por venir".
Y ese cierre, dice, "va a ser algo indiscriminado", no va a atender a la veteranía o a la calidad de los establecimientos, sino que dependerá de la cantidad de endeudamiento que pueda soportar cada empresa, porque han tenido que pedir préstamos "no para hacer inversión sino para hacer gasto", y eso "va a pasar una fa