Arambala (El Salvador), 11 dic (EFE).- No vieron la sangre, ni el fuego. No escucharon los gritos, ni la metralla. No huyeron por las veredas, ni dejaron atrás lo que habían construido con su propias manos convirtiéndose en cenizas; pero todo lo que la barbarie del Ejército salvadoreño destruyó en El Mozote y sitios aledaños en diciembre de 1981 también fue una parte de ellos, de sus vidas.
Imágenes: Vladimir Chicas.
Edición y locución: Diego Saganome.
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