Túnez, 16 oct (EFE).- (Imagen: Natalia Román) Aunque suene a ciencia ficción, los insectos forman ya parte de la lucha contra el cambio climático, la inseguridad alimentaria y el desperdicio de comida pero, además, se han convertido en un negocio boyante que atrae cada vez a más inversores.
La start-up francotunecina Netxprotein produce proteínas en polvo a partir de larvas de mosca destinada a la alimentación animal, principalmente para piensos de mascotas o alimento de peces, una alternativa sostenible frente a otras materias como la soja y la harina de pescado.
El binomio formado por una antigua consultora de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Syrine Chaalala, y su marido e ingeniero químico, Mohamed Gastli, lanzó este proyecto en 2014 « a partir de la nada ».
Cuando Syrine viajó a Madagascar en una de sus misiones para la FAO, presenció la invasión de langostas que devoraban los campos de cultivo ante la mirada impotente de sus agricultores. A partir de ahí, la pareja comenzó a hacer ensayos en el garaje de sus padres, que se transformó en un laboratorio para cultivar moscas en cubetas de plástico.
La elección de esta especie, la mosca « soldado negra », no se debe al azar: se encuentra en todos los rincones del planeta, no transmite zoonosis (enfermedades transmitidas por animales salvajes) y tiene un periodo de vida muy corto, entre 10 y 18 días.
UNA GRANJA INDUSTRIAL PIONERA
En esta granja a escala industrial, situada en Grombalia, a cuarenta kilómetros de la capital, todo se reutiliza con el objetivo de producir cero desechos. Tras la puesta de huevos y su incubación- cada hembra puede poner un mínimo de 1.000 larvas- comienza el proceso de engorde en el permanecen una semana hasta pasar de 2 milímetros a cerca de dos centímetros.
Tropas formadas por millones de larvas ingieren un puré hecho de restos de frutas y verduras sin vender que recuperan los transportistas de la zona. Una receta realizada por dietistas y celosamente protegida por sus creadores mientras que el equipo de biólogos controlan todos los parámetros del microclima de este criadero: su temperatura, humedad, ventilación y luminosidad.
Pero es también una nueva actividad económica para los vecinos de la región, asegura Gastli, en una economía fuertemente dependiente del sector turístico y cuya tasa de paro alcanza actualmente el 18%. Además de una solución para los agricultures, que hasta ahora no sabían cómo deshacerse de los desperdicios.
« Los residuos orgánicos se utilizan en el proceso de metanización (producción de energía) o vuelven a enterrarse a modo de abono, pero pocos habían pensado en reintroducirlos de nuevo en la cadena alimenticia », afirma el emprendedor.
Una vez alcanzado el tamaño ideal, se pasa por el tamiz para recuperar los excrementos de moscas y los residuos orgánicos que serán utilizados como fertilizante bio mientras las larvas son transformadas en aceite y