Este tipo de almidón influye de forma muy positiva en la salud intestinal y ejerce potentes beneficios en el resto del organismo: disminuye el colesterol en sangre, el riesgo de padecer cáncer de colon, la glucemia posprandial y favorece la sensibilidad a la insulina. Además, gracias a su poder saciante, ayuda a la pérdida de peso y moviliza la grasa para obtener energía, disminuyendo así su acumulación.