La idea de un joven mexicano partió de la necesidad de hacer algo con la cantidad de restos de los cigarrillos que quedan en las calles, y actualmente procesa cinco millones de colillas por mes. El resultado de la degradación de las colillas, junto a otros materiales biológicos, es un biopoímero que puede ser utilizado como aislante para producir los ladrillos ecológicos que, además, son sismorresistentes. Actualmente se usan para la construcciónde viviendas en Mendoza, donde ya instalaron contenedores especiales para recolectar las colillas en las calles.