Me vengué de las chicas que me torturaron en la secundaria, 10 años después

ASÍ ES LA VIDA ZZZ 2020-05-24

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Hola, amigos. Me llamo Bruce y tengo 25 años. Hace poco estuve a punto de ir a prisión por cargos falsos. Y lo peor de todo es que fue el resultado de mi plan de venganza contra dos bullies de mi escuela. Yo solo quería hacer justicia; en lugar de eso, volví a convertirme en un chivo expiatorio.
Todo comenzó con un mensaje en un grupo de chat. Habían pasado exactamente 7 años de nuestra graduación de la secundaria, y mis compañeros querían organizar una reunión. Mis manos comenzaron a temblar, de pronto sudaba como loco. Tuve un ataque de pánico en cuanto recordé a mis compañeros. Sucede que yo no era muy popular en la escuela, más bien todo lo opuesto. Era la persona a la que todos señalaban, el objeto de burlas. Uf, la escuela me dejó varios problemas psíquicos, tuve que trabajar mucho con mi psicólogo. Era muy inseguro, tenía baja autoestima y síndrome del impostor. Es decir, creía que no merecía todo lo que había conseguido, creía que me había sucedido por azar o suerte. No puedo decir que fuera exitoso, pero trabajaba en informática. Con solo 25 años, ya había conseguido mi propia casa y un auto. Pero no lograba superar el horror de la vida escolar.

Le pedí ayuda a mi psicólogo de inmediato, y pronto hallamos la raíz del problema: Sarah y Jasmine. Oh, las odiaba con todo mi corazón. Ellas eran las que más me molestaban en la escuela. Eran las chicas “buena onda”, todas las cosas malas que me hacían contribuían a su popularidad. Un día me quitaron mis dinosaurios de juguete y me los regresaron completamente arruinados. Les habían arrancado las patas y las habían pegado a otros cuerpos con cinta adhesiva. Muy graciosas. Lo peor de todo era que una de ellas me gustaba mucho: Jasmine. Creo que ella sabía que me gustaba y que por eso era tan cruel conmigo. Ahora puedes entender por qué no quería ir a la reunión. Sí, había cambiado mucho, pero las heridas no habían sanado del todo.

Pero mi psicólogo tenía otra opinión: creía que yo debía ir a la fiesta y hablar con las abusivas. Y no solo hablar: tenía que perdonarlas. Eso sanaría por fin mi dolor. Reuní todas mi voluntad y llegué al lugar acordado. Pero lo que pasó en esa fiesta puso mi mundo de cabeza.

Me sorprendió descubrir que mis compañeros estaban muy felices de verme. Se mostraban muy interesados en lo que yo hacía y hasta me felicitaron. Dijeron que yo era un sujeto muy madur

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