Santiago de Chile, 14 abr (EFE).- La contaminación por plástico amenaza el medioambiente en todo el planeta, con hasta 12 millones de toneladas de basura que llegan al mar cada año, según Greenpeace. Un problema mundial que puede tener en Chile la receta para su solución: un material similar al plástico que se disuelve en el agua.
Bolsas de plástico, botellas y utensilios de un solo uso son los principales productos que acaban flotando en los océanos del planeta, llegando incluso a formar islas de este material de 1,6 millones de kilómetros cuadrados, como la existente entre la costa oeste de Estados Unidos y la isla de Hawái, superior al tamaño de Francia.
El plástico industrial tarda unos 500 años en biodegradarse, pero la propuesta llegada desde Chile presenta una fórmula que ayudaría a acabar con esta situación.
Cambiando la fórmula química del plástico derivado del petróleo, la empresa chilena Solubag ha creado un material 100 % amigable con el medioambiente, biodegradable en la naturaleza y soluble en agua en minutos que permite fabricar bolsas que se asemejan a las de plástico pero que no están hechas de plástico.
UNA ALTERNATIVA AL ACTUAL PLÁSTICO
El ingrediente clave en esta receta es el polivinilo alcohol, que sustituye al polietileno para crear una material que haga las veces de plástico, pero que no contamina.
El resultado: materia prima que puede sustituir a la que se utiliza actualmente en las industrias de todo el mundo para fabricar las bolsas plásticas que contaminan los océanos.
"El proceso de fabricación es similar al de la bolsa actual. Lo que se hace es cambiar la materia prima, polietileno por nuestra materia prima, en las misma máquinas con las que se fabrican las bolsas actuales", indicó a Efe el jefe de operaciones de la compañía chilena, Patricio Cabezas.
HIDROSOLUBLE
La fórmula asegura, además de ser absolutamente amigable con el medioambiente, que productos como las bolsas se destruyan de forma instantánea en contacto con el agua.
Roberto Astete, gerente general de Solubag, indicó que esa característica del producto evita la necesidad de un sistema industrial de reciclado como sí requiere, por ejemplo, el compostaje.
"Al contacto con el agua la cadena molecular de este material se abre permitiendo que se transforme en agua y CO2", señaló a Efe.
En agua fría, una bolsa de este tipo de material ya sea plástica o de fibra, tarda unos 5 minutos en disolverse, pero en agua caliente o salada, la reacción es inmediata.
Incluso, para demostrar que el resultado de la destrucción es inocuo para la naturaleza y para los seres vivos, estos emprendedores chilenos no dudan en beberse el agua resultante de la disolución.
¿Qué pasa si la bolsa no entra en contacto con el agua? Nada, el producto también se destruye en el medioambiente, aproximadamente en medio año desaparece por las bacterias, el sol y la humedad, lejos de los cinco siglos que demora una bolsa actual.
"Si esta bolsa pasa a un vertedero o a un relleno san