Las calles de la ciudad de Barcelona están vacías tras su tercera semana de confinamiento. Las carreteras que conducen a la playa, la famosa catedral de la Sagrada Familia o Plaça Cataluña, acostumbradas a recibir la visita de miles de ciudadanos y turistas, están desiertas y con muy poco tráfico. Una estampa que no estamos acostumbrados a ver.