Miami Beach, una isla turística frente a Miami, ordenó el confinamiento de sus 91.000 habitantes para frenar la propagación del coronavirus, convirtiéndose en la primera ciudad de Florida en tomar independientemente esta medida que el gobernador, Ron DeSantis, ha evitado implementar.
La orden es efectiva desde el martes 24 de marzo y los infractores serán arrestados.