Agentes de la Policía Nacional, en el marco de un Equipo de Trabajo formado por España, Rumanía, Suiza, República Checa y Reino Unido, han desarticulado una organización internacional que explotaba a mujeres de nacionalidad rumana. Los líderes de la organización, para no levantar sospechas, movían con frecuencia a las víctimas de país e incluso eran vendidas entre los miembros del grupo criminal.