En un innovador estudio publicado en Neuron, Avi Mendelsohn et al. seleccionaron a los 25 participantes de su experimento. Aunque todos eran susceptibles a la hipnosis, anteriores pruebas habían demostrado que la mitad podían responder a una sugestión PHA y la otra mitad no lo era (el “grupo no PHA”). En la sesión de estudio de su experimento, los participantes observaron una película de 45 minutos. Una semana más tarde, en la sesión de prueba, los participantes volvieron al laboratorio y se les hipnotizó mientras estaban tumbados en el escáner IRMf. Durante la hipnosis, la gente tanto del grupo PHA como del no PHA recibió la sugerencia de olvidar la película hasta que escuchasen una indicación específica de cancelación.
Tras la hipnosis, la memoria de los participantes fue comprobada dos veces mientras el escáner IRMf registraba la actividad cerebral. Para la prueba 1 se les realizó 40 preguntas sobre el contenido de la película (por ejemplo, la actriz tocaba en la puerta del vecino de camino a casa) y 20 preguntas sobre el contexto en el que vieron la película (por ejemplo, durante la película, la puerta del estudio estaba cerrada o abierta). Estas preguntas requerían una respuesta de “si” o “no”. Para la prueba 2, se pidió a los participantes que respondieron a las mismas 60 preguntas de reconocimiento, pero antes habían escuchado la indicación para cancelar la PHA. Por lo que la prueba 1 midió el rendimiento de la memoria y la actividad cerebral durante la sugestión PHA, y la prueba 2 midió el rendimiento de memoria y actividad cerebral cuando ya había sido cancelada.
En la prueba 1, Mendelsohn y sus colegas encontraron que la gente del grupo PHA (lo que podían experimentar PHA) olvidaban más detalles de la película que los del grupo no PHA (que no pueden experimentar PHA). Pero en la prueba 2, después de que la sugestión fuese cancelada, esta pérdida de memoria se invertía. La gente del grupo PHA reconocía correctamente al menos tantos detalles de la película como la gente del grupo no PHA.