Madrid, 30 ene. (EFE).-Roberto Torretta vuelve a hacer filigranas con el cuero para definir a una mujer femenina y muy elegante.
El desfile de la firma consiguió, en su propuesta para el otoño-invierno 2020-21, que la elegancia en la mujer sea un don natural, un objetivo sin proponérselo, sin artilugios ni imposturas.
La fuerza y la calidad de sus diseños residen en un patrón que tiene el cuero como protagonista en vestidos chocolate, donde traslada la manga farol a la altura de codo, una pieza con mucho vuelo y con un guiño al fajín de un esmoquin en el cinturón.
Los años 70, una época que "me encanta", dice el diseñador a Efe, es el punto de partida de la colección, un concepto estético que queda reflejado en botas altas y tacones anchos y en pantalones de pata de elefante.
Los trajes están muy presentes con chaquetas largas, a veces cruzadas que combina con "shorts". Los vestidos de distinto largo, mini y "lady", en lavanda es otro de los aciertos. Mínima la concesión al estampado que reproduce en rojo y negro y en un suave amarillo.
Las gabardinas se adornan con volantes que nacen desde el hombro hasta la muñeca, un aderezo que el diseñador también reproduce en blusas.
Tal y como empieza a ser habitual en el mundo de la moda, Torretta se siente comprometido en medio ambiente e introduce piezas de lino-lana ecológico en tonos crudos y deja para la noche los plata, el negro y el cuero un material que trabaja con destreza, que moldea a la perfección hasta conseguir unos magníficos esmóquines.
Las joyas de Antonio Zuñiga de perlas de agua dulce naturales añaden sofisticación y delicadeza a cada "look". EFE
IMÁGENES SEÑAL FASHION WEEK.
IMÁGENES DEL DESFILE DE ROBERTO TORRETTA.