Tiziana Cantone descubrió en 2015 que una serie de vídeos de contenido sexual en los que ella aparecía se habían filtrado y subido a diversas páginas web y redes sociales y pidió a la Justicia que se impidiera su difusión.
Aunque la Justicia le reconoció su derecho a eliminar el rastro en internet dejado por esos vídeos, fue condenada a pagar una elevada suma a varios sitios que los difundieron.
A principios de septiembre se le impuso una multa de 20.000 euros (algo más de 22.000 dólares) a la joven porque la Justicia consideró que Cantone consintió las grabaciones.
Una tía de Tiziana Cantone consideró tras el suicidio de su sobrina que esta había sido "asesinada por la web y por la indiferencia de muchos".