Hola, este es Scott. ¿Alguna vez has visto Ratatouille? Ya sabes, esa divertida película animada de Pixar, sobre una amistad entre un niño francés y un ratón. Bueno, no es un cuento de hadas que solo puede pasar en las películas
Cuando Scott tenía doce años, se convirtió en el orgulloso dueño de Strudel. No, no el pastel alemán, aunque sí que es muy sabroso. Strudel era un roedor, una rata, que tenía ese nombre porque... bueno, Strudel era una rata gorda.
Strudel nació en un laboratorio de ratas que había en la sala de ciencias de la escuela secundaria de Scott. Iban a deshacerse de los bebés, pero él adoptó uno y lo llevó a su casa. Todavía recuerda cómo lo sostenía: esa pequeña y cálida bola de piel rosada sin pelo en sus manos. Aunque Strudel creció rápido y se volvió muy peludo.
Strudel amaba a Scott. Se metía en su ropa y corría por todos lados. Camisas, pantalones, calcetines, sobre sus hombros, sobre su cabeza. Cuando hacía eso, le hacía cosquillas, haciéndolo reír.
Algunas veces su pequeña cabeza sobresalía en los momentos más inoportunos, y parecía que eso podía asustar a algunas personas. A veces Scott lo llevaba a la escuela con él para que no se sintiera tan solo y atrapado en casa. Se escondía en su mochila durante las clases. Le había hecho un pequeño agujero para que respirara y observara lo que estaba sucediendo en el exterior. También lo alimentaba por ahí con los bocadillos que su mamá preparaba para él. Cada vez que lo sacaba para mostrárselo a sus compañeros de clase, la mayoría de las chicas decía: "¿Puedo sostener a esta preciosura?". Hubo una vez en que logró escabullirse de alguna manera y corrió por todo el salón de clases como loco, chocando contra los pies de sus compañeros y asustando muchísimo a su maestra, la Sra. Robinson. Si tan solo pudieras haber visto su cara en ese momento. Resultó que ella era alérgica al pelo de los animales y no podía estar cerca de ninguno en general.
A algunos de los chicos tampoco les agradaba mucho Strudel. Comenzaron a pensar que Scott era una especie de monstruo de ratas, y terminó siendo apodado Chico Rata. Tal vez solo estaban celosos de que Strudel y él tuvieran toda la atención de las chicas. No es que a Scott le importara demasiado lo que estos chicos dijeran o pensaran, es solo que para él no era realmente una mascota y se parecía más a un amigo. A Scott le encantaba verlo dormir tranquilamente, tenía esos ronquidos de ratita. Lo hacía sentir seguro, acogedor y cómodo tenerlo acurrucado a su lado. El solo hecho de tenerlo allí lo ayudaba a atravesar algunos de sus momentos más oscuros y lidiar con sus problemas de ansiedad luego de que su padre muriera en un accidente automovilístico un par de meses más tarde.
Pero sí que era una rata inteligente. Era obvio por la mirada en sus ojos. No eran los ojos de la rata salvaje promedio. Había algo muy humano en ellos. Como si realmente entendiera las cosas q