Tener un perro aumenta el bienestar y la salud de quienes lo rodean. Compartir tu vida con un perro reduce tu nivel de estrés. Tener un perro requiere que estés física y regularmente activo. Según un estudio, los perros sienten tus emociones y su empatía te ayudan a estar mejor. Vivir con un perro reduce el riesgo de asma en los niños y de eccema en los adultos. Y no olvidemos lo más importante: ¡todo el mundo ama a los perros!