La experiencia de jugar en Kuwait es algo poco común. Rodrigo Archubi estuvo solo allá y aguantó solamente seis meses, pero la pasó bárbaro. Cuenta que iban a la cancha menos de treinta espectadores por partido. Los estadios eran increíbles con el tamaño de El Monumental o el Cilindro de Avellaneda. Los sillonistas lo bombardean a preguntas. Alexis Valido le pregunta cómo hacía para entenderse con sus compañeros futbolísticamente hablando.\n\nRodrigo Archubi dice que eran buenos jugadores pero sin el hambre de un sudamericano. Todos eran nacidos en buenas familias y sin apuros económicos. No necesitaban progresar económicamente por lo que tenían el fútbol como segunda profesión. Iban a la oficina y después a entrenar de noche, porque aparte durante el día no podían hacer nada porque hacen 60º a la sombra (?) Jugaba en el Kazma SC que es como un San Lorenzo argentino.\n\nJeques y mujeres. Archubi cuenta que el tema minas allá es terrible. Cuando llegó le presentaron a su traductora y quiso saludarla con un beso y pasándole el brazo por el hombro. La mujer empezó a los gritos y casi se arma quilombo. A la mujer no la podés tocar ni siquiera para darle la mano. Salía con compañeros brasileños a comer y a los cuatro meses ya estaba como loco. Vio una mina que lo miraba y la saludó con el brazo. Cayeron los dos hermanos para cagarlo a trompadas. Fue ahí que sus compañeros le explicaron cómo era el tema.\n\nCuenta Rodrigo Archubi que Kuwait es un país en donde la mujer no tiene un papel en la familia como tiene por ejemplo en Argentina. Allá mirás a una mina y los hermanos tienen el derecho de cagarte a trompadas. Hay plazas en donde le cortan la mano públicamente a los que roban. No es joda (?)