Catalina Cruz nació en la ciudad de Medellín en Colombia y su madre se la llevó cuando tenía 9 años a los Estados Unidos, escapando de la violencia que generaba el narcotráfico en su país de origen.
Con solo una visa de turista, decidieron quedarse en el gigante de América del Norte, sin embargo, vivió prácticamente toda su adolescencia con el estatus de “indocumentada”.
“Nos tocó muy fuerte porque no teníamos papeles, no sabíamos el idioma, no conocíamos a nadie y a mi mamá le tocó ir de ser enfermera, a ser volantera, cocinera haciendo tamales, a vender empanadas, niñera, empleada doméstica, y hacer todo lo que se le atravesara para darme un futuro”, explicó.
Cruz aseguró que esas experiencias que vivió con su madre de joven fueron el impulso para seguir luchando por su futuro. Gracias al programa que protege a los “dreamers”, pudo ir a la universidad y se convirtió en abogada.
Gracias al apoyo de su madre y de uno de los concejales mas progresistas del barrio donde reside, decidió emprender una carrera política y el pueblo la apoyó dándole un escaño en la Asamblea Legislativa de Nueva York.