Pintor figurativo y cartelista, excepcional narrador y crítico mordaz de nuestro tiempo. Eduardo Arroyo ha fallecido este domingo en su casa de Madrid a los 81 años de edad, un mes después de inaugurar su última exposición en el Torreón de Lozoya, en Segovia. En 1982 fue galardonado con el premio Nacional de Artes Plásticas, y en el año 2000, el Ministerio de Cultura le concedió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. Cosmopolita, dotado de la elegancia del dandi, ingenioso conversador, nunca dejó de tener en el centro de su mirada los estereotipos españoles; no en vano, dedicó muchos cuadros a la "España Negra" y en su iconografía no faltan los toreros o Felipe II. El artista será despedido con emoción por el mundo de la cultura. Su estilo inconfundible quedará para el recuerdo.
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