Esta imagen de abril de 2016 con un agente protegiendo la cabeza de Rodrigo Rato al ser detenido fue el inicio de su caída desde lo más alto.
Rato, vicepresidente en el gobierno de Azanar y su mano derecha, ministro de Economía y director gerente del Fondo Monetario Internacional, tiene que ingresar hoy en prisión.
Ha sido condenado por la Audiencia nacional a cuatro años y medio por un delito continuado de apropiación indebida por el uso de las tarjetas black de caja madrid y bankia, entidad de la que fue presidente.
Para evitar su entrad
a en la cárcel, Rato ha pedido amparo al Tribunal Constitucional y había solicitado a la Audiencia que aplazará el ingreso en prisión hasta que se resolviera el recurso, pero la fiscalía lo ha denegado. Antes de acabe el día, Rato debe entrar en el centro penitenciario de su elección.
Y no acaba aquí su periplo judicial. Esta campanada, que marcó la salida a bolsa de Bankia le sentará de nuevo en el banquillo, será a finales de noviembre, acusado de falsear las cuentas de la entidad.