Teresa Conde sufrió abusos a
manos de un sacerdote de su pueblo. Era apenas una adolescente de 14 años y se
sirvió de ella durante dos años. A día de hoy Teresa aún tiene que convivir con
sus fantasmas y sus miedos. Gracias a la terapia que recibe desde entonces ha
podido continuar con su vida. El cura reconoció los abusos tras ella atreverse
a denunciarle. De no haberlo hecho tal vez ella no habría sido la única víctima
de este depredador.