De la supervivencia de los océanos depende nuestra propia existencia. Unos océanos cada vez más amenazados por los plásticos que usamos en exceso. Pueden tardar hasta cuatro siglos en degradarse y chocan con una realidad: cada año, aseguran ONG's como WWF, mueren más de 100.000 ejemplares marinos por las 8 toneladas de residuos que se vierten anualmente, el 80% desde tierra. O lo que es lo mismo, un camión repleto de plásticos cada minuto.
Según un informe del Parlamento europeo, en 2050 podría haber más restos plásticos que peces en los mares y océanos. Una amenaza que no deja de crecer pero que no es la única que acecha al gran regulador del clima del planeta. También lo son los vertidos tóxicos ilegales y el calentamiento global, que no sólo derrite los polos, sino que acidifica el agua. Algo que, además de acabar con múltiples especies, ha destrozado ya el 35% de los corales, su principal termómetro. Una amenaza global que se completa con la sobreexplotación pesquera, sobre todo en el mar Mediterráneo, donde se denuncia que sobrepasa el 90% de su capacidad. Por eso, desde múltiples organizaciones se exigen planes gubernamentales más ambiciosos y coordinados internacionalmente, además de mayor conciencia colectiva para actuar ya y evitar una catástrofe que, aseguran, todavía se puede revertir.