Los jóvenes han dejado aparcado el sueño de tener un coche a los 18 años. Ahora prefieren moverse en metro o en autobús y si es necesario comparten coche pero el coche es algo secundario. Entre sus prioridades está recorrer mundo, tener el mejor teléfono del mercado o centrarse en los estudios. Lo de tener el permiso de conducir pasa a un segundo plano y se lo sacan cuando lo necesitan por trabajo. Las matrículas en las autoescuelas de menores de 25 años en solo una década se han desplomado más de un 40 por ciento.
-Redacción-