Restos de pis, heces, moho,
sangre y pelos pegados. Esto es lo que se encuentra el personal y los pacientes
de los hospitales madrileños en las sábanas y en la ropa que llega cada día
desde el servicio de lavandería. Una situación que arrastran desde 2013, cuando
el gobierno de Esperanza Aguirre privatizó este servicio, pero que se ha
intensificado en los dos últimos meses. Y no parece que vaya a mejorar...